lunes, 11 de febrero de 2008

Enrique Vila-Matas

Conocí a ENRIQUE VILA-MATAS de la manera más peregrina posible: como se conoce a los grandes amores. Me acerqué cauteloso y me abrió puertas a mundos increíbles.

Recuerdo que la primera vez que leí Bartleby y compañía lo hice de un tirón, casi sin respirar y lo subrayé casi entero. Luego lo he leído varias decenas de veces. Ese libro me reencontró con el Bartleby de Melville y con Juan Ramón y con muchos más textos. Enrique es un libro que habla de libros.

Una mirada que se confunde con la imagen que de él refleja un espejo, un difuminado humo de tabaco que no es el cigarrillo ni el aire y es ambos al mismo tiempo.

No tardé en buscar otros libros anteriores de él: Historia breve de la literatura portátil, El viaje vertical…

Y ansioso aguardé la llegada de cada uno de sus nuevos títulos: El mal de Montano, París no se acaba nunca, Doctor Pasavento…

Después de mucho leer he llegado a la conclusión de que hay tres tipos de escritores: los que hablan del mundo, los que hablan de literatura y los que hablan aunadamente del mundo y de los libros. El ejemplo más excelso de la combinación mundo-libros es el Quijote. Del grupo de escritores cuya literatura habla de literatura VILA-MATAS es uno de sus grandes representantes (si no el mayor con vida).

Ánimo, lector.


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