martes, 3 de marzo de 2009

Pepe Perona

Pepe Perona, maestro de gramática.


Conocí a Pepe Perona a principios de los años noventa. De eso hace ya casi dos décadas.

José Damián Perona Sánchez. Magister artium. Maestro de gramática.

Era de Cuenca. Presumía de serlo. De un pueblo llamado Teatinos.

Le traía un cierto aire a alguien a quien conocía de lejos (y que no me caía nada bien). Pepe siempre me cayo bien: igual fue el único varón del que hubiese sido capaz de enamorarme si me lo hubiese propuesto. Lo veía por el campus de la Universidad de Murcia y tenía cierto halo. O aura.

Y la “Carta a un estudiante de primero de Filología” (cito de memoria).

Pronto me hablaron de él. Fue en segundo de carrera. Recuerdo que hice un trabajo sobre Juan de Valdés y Nebrija. Nebrija: una de sus grandes pasiones. El trabajo era y es malísimo (no sé dónde estará). Pero me planté en su despacho con él debajo del brazo y se lo dejé. Le pedí que lo leyese y que me criticase… si podía. Él siempre estaba para casi todo y más si era para un reto. Lo leyó y no dejó en él ni sus huellas dactilares. Recuerdo que me invitó a un café. Allí me puso a bajar de burro y entonces me enteré de quién era verdaderamente y de lo que sabía. A lo mejor fue ése el momento en el que me enamoré para siempre de él.

Desde entonces nos vimos mucho. O muy poco.

Un día me planté con su Manual de descreencias en el despacho. Era para que me lo firmara y eso pese a que esperaba más del libro. Se lo dije. Me lo dedicó a la espera de que “el siguiente” sea mejor. Ahora espero que tenga otro rato para descreer. Yo no sabía qué Nietzsche y Schopenhauer estaban en su tesis doctoral.

Algunas clases a finales de segundo (año 92) y en tercero. Luego fue mi profesor en cuarto: la Gramática Histórica de 4º de carrera. Sintaxis histórica. La sintaxis de Alfonso X (otra de sus pasiones). La sintaxis de Cervantes.

Fue por esos años cuando empezó con los artículos en el periódico. Los leía con devoción y los coleccionaba. Luego solía hacerle devoluciones y él se quejaba.

Reímos con la inauguración de una biblioteca sin libros. Lloramos por las llamas en una biblioteca con libros.

Siempre me valoró en más de lo que soy. O eso creo yo. Ya le echo de menos.

Y las felicitaciones de Navidad que tanto le intrigaban. Ahora me recuerdan a una intriga larssiana.

Uno de sus deportes favoritos era echarme de clase. Me decía que leyendo aprendería más que a su lado. Era una mentira inmensa. O una mentira piadosa. Uno de mis deportes favoritos era ir a todas sus clases. Siempre en primera fila. Siempre con un libro distinto del que él impartía. O casi siempre.

Después de la carrera nuestra relación se intensificó y nos veíamos más.

Luego la vida (cabrona ella) me arrastró a otros lares y sólo nos veíamos esporádicamente.

Pero hubo una vuelta del camino en la que se nos tenía preparado un asiento para vernos las caras. Lo hicimos. Menos de lo que hubiese sido deseable, pero a veces las cosas son de otra manera distinta de la deseable. Él siguió con su deseo de echarme de clase. Yo, con el mío de estar enfrente.

Recuerdo la frase de “éste es ha leído demasiado”. No recuerdo a quién le lanzó la advertencia sobre mí. Sé que con él pude hablar de Conan Doyle (pasión), de Cioran, de docencia, de actantes, de Santo Tomás, de los medios de comunicación…

A él siempre le consentí el tabaco. Cómo no.

Pero Pepe nunca fue mi maestro. Maestro en el sentido más profundo de la palabra. Creo que fue mi homenaje en vida a quien él quiso siempre ser. Pero me enseñó valores endelebles: independencia, osadía, reflexión, crítica, humor...

Leía denadadamente y presumía de hacerlo. Presumía de sus muchas horas de estudio ahora que estudiar no está de moda. Porque Perona era intemporal, o atemporal, o eterno.

Con el tiempo luchó por ser, luchó para ser un personaje de Pérez Reverte. Y lo consiguió.

Cuando hace unas semanas me dijeron de su enfermedad no fui para telefonear a Ramón o a Pilar. Quería creer que era mentira (pese a que sabía que no lo era). A las 13:50 del 3 de marzo de 2009 me he enterado de su fallecimiento.

He llorado, pero lo peor es la congoja que me adorna y que me durará muchísimo.

PEPE PERONA: Descanse en paz.



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Añado el miércoles 4 de marzo (día del entierro) estos enlaces:

http://www.laverdad.es/murcia/20090304/sociedad_murcia/muerte-arrebata-jose-perona-20090304.html

http://www.laopiniondemurcia.es/secciones/noticia.jsp?pRef=2009030400_12_154370__Cultura-y-Sociedad-Jose-Perona-Sanchez-maestro-Gramatica-Historica-entusiasta-vida

http://www.um.es/actualidad/gabinete-prensa.php?accion=vernota&idnota=13291